29 de diciembre de 2009

Gritante

Una vez grité. Y mi grito ahogado de una manera tal, que solamente por el silencio contrastante me di cuenta que en realidad no había gritado. El grito, ese grito, quedará golpeando dentro del pecho.
Pero si yo gritara una sola vez, talvez nunca podría parar. Si llegara a gritar, nadie podría hacer nada más por mi, mientras que, si nunca llego a revelar mi carencia, nadie se asustaria conmigo y me ayudarían sin pensarlo; pero solo en cuanto no asuste a nadie por haber salido de los reglamentos. Si descubren, asústense, nosotros que nos guardamos el grito en un secreto inviolable. Si llego a dar el grito de alarma de estar vivo, en silencio y en dureza me arrastraran pues arrastran los que salen para fuera del mundo posible, el ser excepcional es arrastrado. El ser que grita. Gritante.



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