7 de febrero de 2010

Relato de Una Generación Perdida

Entonces un día te encuentras perdido, sin ayuda, sin una mirada, sin una esperanza. Es en ese momento que te preguntas, será que mi lucha valió algo? Pasando el tiempo, con la cabeza en el humo o delirando con un ácido, tu mundo da vueltas, rápidamente exploras tu propia mente, desafías tus limites, chocas contra tus muros y aprendes a ultrapasarlos, al final te sentís bien, feliz y mismo que difícil te sea creerlo, te sentís hasta completo.

Pero la vida aún no cambió, sigue en el mismo lugar. Inestable. Y ese momento artificial no te ayudó en nada. Quieres trabajar, y conseguir la plata necesaria para terminar el día, aunque sabes que no existe un buen empleo para quien gritó una comprometida filosofía de libertad por la ventana pero que tampoco tuvo una formación de verdad.

Trataste de escapar del sistema, pero te agarró de la manera más cruel posible: excluyéndote! Por eso la pregunta sigue siendo la misma, será que mi lucha valió algo? Tus ojos se deparan con un mundo hipócrita, con una realidad de desigualdad, prejuicios y intolerancia. No hay otra salida que terminar asqueado con el ser humano, para entonces mirarse al espejo y preguntarse: Esta es mi generación? Que construimos? Donde avanzamos? Y la pregunta más nefasta… Será que vale la pena seguir así?

Al fin y al cabo la sociedad funciona sin vos, y sabes que tu existencia, que repito no es necesaria, muchas veces es resumida en ocupar un espacio, siendo que tal espacio es un agujero de mierda sin sentido profundo lo suficiente para ser notable. Pero, si vacilas, alguien te lo toma. Esa es una sociedad hecha de personas descartables y eres una de ellas.

Desesperado intentas cambiar tu vida de la manera que sea, y por eso descubrís que vivir afuera del sistema es posible pero bien más difícil que en la teoría. Encuentras a otros que piensan como vos, mirando al mundo de la misma manera. Pero así entras en la contradicción de unirte a ellos, ya que así harás parte nuevamente de un sistema. Y eso obviamente no parece con lo que buscas.

Escapando del sistema, no cambia tu credibilidad pero llama la atención y ahora la policía se torna tu peor enemigo, ya que para vos ellos quieren tu piel. El olor a sangre nuevo los excita y sabes que ese olor es tuyo! Entonces corre.
El tiempo pasa, más rápido. Haciendo una parada escondida, ganando experiencias únicas, transformándose en un ser finalmente discreto, una sombra de lo que no tiene forma, obteniendo aquél espíritu salvaje que generaciones de personas desconocen, creas un escudo prácticamente indestructible en vuelta de tu moral redefinida y de tu conciencia renovada.

Y en tu cabeza la pregunta que se termina por encontrar es: Será eso lo que esperaba de mi vida o me equivoque yendo a otra trampa?

No somos especiales, no somos millonarios, no estamos felices y nuestro lugar no es este!

Siendo un marginal uno sufre, pero al menos el espíritu permanece autentico a si mismo y siempre salvaje. Un primitivismo actual. Talvez sea esa la fuerza que nos guía al tal espíritu revolucionario que tantos desean pero pocos logran iniciar la búsqueda. Vas cerrando los ojos y dándote cuenta de que tu esencia, tu primer yo, sigue a tu lado. Salvaje y sin ese peso que la sociedad corrupta te impone día a día. Es todo lo que tenemos.

Esperamos y esperamos cada día más. Esperamos el bendito día en que nuestras vidas se transformaran en eso. Para finalmente después darnos cuenta de que la conciencia humana fue solo eso que el ser humano supo hacer.

Esperar el Mesías, esperar las elecciones, esperar mejoras...

Este es el infierno que sustentamos, esa es la historia de nuestra generación. Hasta cuando?




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