15 de junio de 2010

DesContrario

Ordene que rimara la palabra,
Ella no me obedeció.
Me hablo de mar, de cielo, de rosa,
En griego, en silencio, en prosa.
Parecía estar fuera de sí,
Una solitaria silaba silenciosa.

Determine que soñara la frase,
Y ella se fue en un laberinto.
Hacer poesía, siento, apenas eso.
Dando órdenes a un ejército,
Para conquistar un imperio extinto.


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