Ordene que rimara la palabra,
Ella no me obedeció.
Me hablo de mar, de cielo, de rosa,
En griego, en silencio, en prosa.
Parecía estar fuera de sí,
Una solitaria silaba silenciosa.
Determine que soñara la frase,
Y ella se fue en un laberinto.
Hacer poesía, siento, apenas eso.
Dando órdenes a un ejército,
Para conquistar un imperio extinto.
foto: Cande Perez -> http://www.flickr.com/photos/atardeceres
Cande, gracias por la foto.
ResponderEliminarAqui sos otro ya Augusto. Y me pregunto,en la poesía, hacia donde iras...
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