21 de marzo de 2011

Strip

Llegó al departamento más o menos a las seis de la tarde y sentía una ansiedad fuera de lo común. Antes de entrar, pensó una vez más en lo que estaba por hacer. Seria su primera vez. Ya se había comido las uñas de las dos manos y no podía volver atrás. Era ahora o nunca. Hizo sonar el timbre y el, ansioso del otro lado de la puerta, no llevo más de dos segundos en contestar.

Le pregunto si ella quería tomar algo, y ella no quiso. El pregunto si ella quería sentarse, y ella rehúso. Entonces el pregunto que podría hacer por ella. La respuesta: sin preliminares. Quiero que me escuches, simplemente.
Entonces ella empezó a desnudarse como nunca lo hizo antes.

Primero se sacó la mascara: “Vengo haciendo de cuenta de que no me interesas mucho, pero no es verdad. Sos la persona más especial que conozco. No por ser bonito o por pensar como yo sobre tantas cosas, sino por algo mayor y más profundo de que la apariencia y la afinidad. Ser correspondida es lo que menos me importa en el momento. Solo necesito decir lo que siento”.

Entonces se deshizo de la arrogancia: “Ni se con que piernas llegué hasta tu casa, creí que no tendría el coraje. Pero ahora estoy acá, y necesito que sepas que cada música que suena es con vos que la escucho, cada palabra que leo es con vos que la comparto, cada deslumbramiento que tengo, con vos lo siento. Haces parte de lo que soy, te hiciste parte de mi historia”.

Era el pudor siendo desabotonado: “Beso espejos, abrazo almohadas, hago cariños en mi misma cuando te tengo en mis pensamientos, y mismo cuando las cosas que hago son menos importantes, como leer una revista o lavar una media, es en tu compañía que estoy”.

Se sacaba el miedo: “No soy mejor o peor que nadie, soy apenas alguien que está aprendiendo a lidiar con el amor, siento que el existe, siento que es fuerte y siento que es aquél que todos buscan. Y lo encontré”.

Por fin, la ultima pieza de ropa caía, y ella estaba desnuda: “Me gustaría vivir con vos, pero no es por eso que vine. La intención es únicamente dejarlo saber que eres mi amado y dejarlo pensando al respecto, que amor no es cosa que se retribuye de una vez para ser gentil. Si un día soy amada del mismo modo por vos, avísame que vuelvo y retomamos en donde dejamos. Dejemos acá.”

Y se fue del departamento sintiéndose más mujer que nunca.


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