1 de marzo de 2012

Inmortal


Estoy harto de ese vicio mundano, de ese miedo sin sentido. Es como si hubiera una palanca. Sentir o no sentir? Adicto por la vida, mía y la de los demás; ojalá pudiera viviría todas. Acogí la muerte de buen agrado, en mis brazos ella se acomodó, y así me permitió cometer las más grandes locuras; nada podría herirme, jamás. Estoy preso en la maldición del cuerpo, de la carne. Nada es capaz de llenarme con verdadera satisfacción. No es necesario mucho para lograr lo que se necesita.
Mantenerlo entre los labios, entre los dientes. Apretar y sentir la vida fluir para adentro suyo; la vida de los demás, las que vos vivís y las que vos dejaste de vivir. Por eso tenes que fijar una simple regla en tu mente: conozca las palabras, los placeres, los maleficios de la vida. No es necesario más nada! Controlarás los cielos y el infierno. El bien y el mal. Ejércitos, mi amigo, conocerás ejércitos entre épocas que reinar. Marcarás tu punto en la historia, así como todos los otros genios. Pero, cuidado donde pisas, cuanto más alto se sube, más alta es la caída.




1 comentario:

  1. Nada mas cierto que la última frase...
    Saludos, poeta.

    ResponderEliminar