19 de marzo de 2012

Tormenta Atemporal

Llovía fuerte. Los perros aullaban. Los relámpagos en el cielo cerrado jugaban y luego en seguida los truenos enfurecidos aplaudían. Dolía por adentro, pero en otro momento está ahí tan decidido, como estaría ahora tan perdido… Las palabras podrían estar cayendo como gotas de agua, pero las alcantarillas de aquella calle sucia las aspiraban ferozmente antes de que se pudiera ver siquiera el bulto. La luz incandescente quemaba los dedos. El frío quemaba el alma. No podía pensar en otros como el… simplemente no era más. Era liviano, era pesado. No era. Desde adentro, la llama ardiente del rojo incendio al lado y la brisa helada de color blanco que seguía fuerte dirección al norte, celebró lo cuan miserable su vida no podría ser. Y no era.



1 comentario:

  1. Hay algo en esto que me provoca algo parecido al miedo, a la inseguridad.

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