24 de septiembre de 2010

Música

Las notas sonaban en el aire como un majestuoso delineamiento de tristeza. Los dedos sobre las teclas y los ojos cerrados vibraban junto con las ondas de emoción, que venían de un lugar oscuro y sin vida. Las teclas morían a cada toque y la música proyectaba notas que, con seguridad, ningún otro hombre podría reproducir. La platea lagrimaba de la misma manera que el lo hizo un día, mismo que tamaña cantidad no fuera lo suficiente para el.

Yo quería… Una nota.

Por lo menos una vez… Dos notas.

Ser feliz! Sus dedos presionaron las teclas violentamente, haciendo la multitud chocar contra el piso. Se levantó, mirando a la platea muerta. Una sonrisa delineo sus finos labios. Los diversos cadáveres llevaron consigo un poco de su dolor, pero no lo suficiente para hacerlo rehusar otro público a su espectáculo.

Al final, la tristeza disminuye el dolor de la muerte.


2 comentarios:

  1. Qué poeta estamos Augusto;)
    "Las teclas morían a cada toque..."

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  2. excelente la última frase: "Al final, la tristeza disminuye el dolor de la muerte". Aplausos.

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