1 de noviembre de 2011

Amargura

Ya no se que más hacer para que te alcancen. Ya intente nortearlas con canciones, atarlas en papeles coloridos, envolverlas en embalajes vistosos. Nada funciono. Ellas se hicieron misiles, se hicieron flores, y se fueron hasta montadas en un caballo blanco. Confieso hasta que las fantaseé para que no parecieran tan brutas ni tan pesadas, algunas veces hasta exagere para que recibieran alguna atención, pero no permití que ellas dejaran de ser reales. Y ellas nunca llegaron hasta vos. Nunca surtieron ese efecto. No te conmovieran, no te hicieron derramar ni siquiera una lagrima, no ablandaron esa piedra que tenes en el pecho y que insistís en llamarla corazón. Y en mis palabras se sintió esa diferencia. Y agarre esas palabras, las agarre con toda mi fuerza y las traduje en sentimientos. Esos sentimientos que estaban en mis manos. Me dejaron lastimado, lleno de dolores, de fracturas expuestas. Pero debo informarte que ya no hacen parte de mí. Hice cuestión de arrancarlos mientas aun no estaban cicatrizados, mientras mis heridas aun estaban abiertas. Ya no se donde están. Y ni mismo las buscare, ni en cada de esquina, ni en cada sueño. Ya no son más míos. Ahora agarro mis palabras, que antes amaban, que antes acariciaban tu rostro, y las despejo como si fueran clichés para que te corroan y te hagan sentir algo en el alma, aun que sea dolor. Ahora mis palabras están solas. No tienen quien las elija o quien las acompañe. Pero todo se encuentra bien. Porque hasta mi soledad es más dulce que este tu sabor amargo.



1 comentario:

  1. Tristisimo este limón... pero definitivamente es verdad que hay gente que no puede valorar todo lo que las palabras implican... Seguramente esas palabras tal vez, en algún momento puedan ser apreciadas por alguien que las sepa escuchar. Besos! ;)

    ResponderEliminar