Un breve instante de escape. De percepción, de
desconcierto, o de duda.
El suave control de la desesperación. Palpitando ondas por todo mi cuerpo.
Se inicia la búsqueda. Los pasos se van
firmando de a poco. Cuanto más se acelera, más las palabras empiezan a huir. Cuando casi se puede alcanzarlas y ponerlas en el mundo... Ellas ya se fueron,
dejando apenas lagunas desconformes.
Y así seguirán las cosas… No hay más nada que decir. Que se haga eco el silencio. Que
se arrastren las horas, y que con suerte, una luz elija hacerse verdad. Que un
rayo de indulgencia caiga sobre la egida fría de la ignorancia.
Porque no
puedo aceptar nada, entonces (per)sigo. Sueño.
Algo que sea
imposible de tocar.
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